sábado, 27 de febrero de 2010

La primera impresión

Saludé a mi compañera de celda con un tono desconfiado que se hizo notar. Ella simplemente se limitó a mirarme de arriba a abajo con aire despreciativo. Su cara denotaba un fuerte rechazo hacia mí, como si hubiese invadido su espacio (que prácticamente era así).

Me tumbé en mi cama. Cerré los ojos. Y me dormí.
Había sido un día muy duro, o parte de él más bien, porque eran sólo las 19:00h, pero deseaba que ese día se acabase.

6:00h de la mañana.
Suena la alarma (un sonido atronador, que aunque no quisieses te ibas a levantar de la cama por el sobresalto que te causaba; no como la canción de mi despertador del móvil, esa que hacía que cada mañana me levantase con una buena sonrisa ^^). Hora de ducharse. [Sólo podíamos ducharnos por las mañanas a primera hora, aunque teníamos en la celda un lavabo pequeño del que solamente brotaba agua fría como el témpano].
Hacía frío, a pesar de lo cual, disfruté como una niña jugando con los aspersores del parque de al lado de su casa. El agua estaba caliente. Menos mal.

La señora con cara de pocos amigos - yo me estaba convirtiendo en uno de ellos - vino hacia mí para decirme:
- Toma, el uniforme. Cada día se os da uno limpio, así que procura no mancharlo pues no se te proporcionará otro. Por cierto. Mañana después de la ducha acudirás a la enfermería para el reconocimiento médico, ¿de acuerdo?
Yo asentí con la cabeza.

Reconocimiento...Me sacarán sangre también...¿Volveré a hacer yo eso?

1 comentario: