lunes, 21 de febrero de 2011

Porque no dejo de pensar en ti...

Sí, quizá he tenido que pasar momentos malos, vivir experiencias ajenas desde un primer plano, sentir cerca aquella antigua soledad... para darme cuenta de la verdadera suerte que tengo, la cual se difuminaba casi hasta desaparecer con mis lágrimas...
Ahora, si lloro, es de alegría, de la alegría que me inunda cuando veo todo lo que tengo, que te tengo aquí conmigo siempre, pequeña aceituna que me sacas una sonrisa en cualquier momento, aquella que llena mi vida de felicidad al tiempo que extrae la tristeza.
Sin ti, no sé qué hubiese hecho en muchos momentos, porque, me veía tapada por una nube negra como el carbón, densa, enorme, que no me dejaba ni levantar un poco la cabeza para intentar ver más allá. Pero ahí estabas tú, me abrazabas y tirabas de mí hacia arriba para sacarme de aquel cúmulo tóxico y pude ver el cielo, un cielo azul, claro, con olor a libertad.
Gracias. No me cansaré nunca de agradecerte todo lo que has hecho y haces por mí. De verdad que no imagino mi vida sin ti. Ya no soy yo sola, sino que eres mi mitad, por eso, cuando no estoy contigo tengo dificultad para respirar, mi corazón decelera, pierdo la concentración, pues, mi cerebro y el resto de mis órganos se aúnan para pensar en ti, para visualizarte constantemente, para lograr sentirte cerca de mí, aunque no lo estés...
Podría estar escribiendo horas y horas, hasta acabar las palabras para describir todo lo que siento hacia a ti, describir cómo me siento estando junto a ti, pero se te haría muy pesado leerlo y no tendrás muchas fuerzas después de todo un día fuera de casa.
Pero sí te agradezco que hayas hecho este esfuerzo de encender tu portátil y leer este párrafo dedicado, exclusivamente, A TI...
...MI AMOR